Se sabe que el humo del tabaco contiene hasta 4.000 componentes tóxicos, muchos de los cuales generan alergia entre otras cosas.
Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, el tabaquismo agrava los síntomas alérgicos en los pacientes que presentan alergia y dificulta el tratamiento del mismo. Ello provoca una peor calidad de vida en comparación a los pacientes que son alérgicos pero no fumadores.
Se estima que una vez desarrollada la alergia o asma bronquial, el contacto con el tabaco puede provocar agudizaciones, empeorar la gravedad de la enfermedad, aumentar el número de hospitalizaciones así como una peor respuesta al tratamiento.
El Dr. José Mª Olaguibel, presidente de la SEAIC, afirma que “los propios pacientes se sorprenden de esta asociación entre alergia y tabaco”.
Mecanismos de acción
El especialista comenta que hay muchas causas por las cuales el tabaco puede empeorar una enfermedad alérgica. El tabaco es incluso capaz de dañar las vías respiratorias y permitir al alérgeno que tenga más capacidad de penetración. Ello perjudica a las alergias respiratorias como la alergia al polen y el asma bronquial.
En este sentido, el alergólogo manifiesta que “sorprendentemente el porcentaje de fumadores en los pacientes asmáticos es casi el mismo que en la población general”.
Alergias alimentarias
Por otro lado, se constata que las alergias a alimentos está aumentando. Los alimentos más alergénicos son la leche de vaca, los frutos secos, el kiwi o el huevo.Se debe clarificar que la lactosa no produce alergia sino intolerancia alimentaria.
Cada vez se ven más alergia a frutas y a vegetales que hasta hace poco no se presentaban.
Fuente: www.vivirmejor.com